Wednesday, October 25, 2006

El mirador


Cuando hablaban del mirador nunca supuse que tendría que recorrer casi dos horas de bosque, subíamos y subíamos en la carretera. Estaba tan emocionada que no soltaba a Pedro de la pierna. En el stereo sonaba Tiamat a todo volumen, este cabrón no perdía el tiempo, antes de internarnos en el camino, compramos cerevezas y vino enlatado, ya encarredados llegamos al mirador casi ebrios, las luces moradas, azules y negras, en ese momento sonaba Wayak en un escenario prefabricado, pero queríamos oir a Alterna a reventar. Sólo se veía a través del crsital una pequeña mancha de luz, era la ciudad.
¡Vaya qué era un mirador! se veían motos, convertibles y algunos clásicos , los autos apagaban sus luces al tronar el motor. La noche era perfcta, el cielo estrellado sin luna ni una nube, entre brincos, cantos y agresivos empujones; la noche con alcohol, la soledad en multitud y la euforía se alejaban, yo estaba tan agotado que con mi sudor se transparentaba mi blusa mostrando mis firmes pezones. Toda la perrada entre Brenda, Alicia y Carmen bailábamos rosando nuestras caderas y pechos.
Brenda, hermosa por su delicada figura y cara angelical, corrió al baño, fui tras ella y la jalé, como disfrutamos besarnos entre las tres, nuestras manos recorrer los cuerpos hasta el último rincon.
A diferencia de Pedro, Brenda sabe como acariciarme , sobre todo debajo de la pantaleta. Al regresar nuestros acompañantes ya disfrituban de Alterna.
Multicolores luces, el ensordecedor ruido, miradas espesnantes y cánticos desenfrenados, movimientos siniestros y sangre, todos bajo la misma droganos agrupamos, casi al terminar Pedro se enfrento con un tipo curpulento sin camisa, llena de espléndidos tatuajes, llevaba un estupido gorrito con una pluma de gallo. Él iba con dos mujeres: una pelirroja y la otra morena, preciosas (por cierto).
Jalé a Pedro hasta la puerta, él quería regresar, pero lo retuve al besarlo y le llevé su mano a mi seno derecho, jemía para que exitado me llevara a fuera.
Alicia me habría destruido mis pantaletas intentado besarme, así que me las quité, bajamos a las escales y fuimos a la parte trasera, efusiva tomé mi diminuta falda y la levanté, al verme Pedro se abandonó sobre mí, pero locos de alcohol y pasión comencé a reir, pues lancé orina sin discresión mas sin intención, él también reía, regresamos al lugar.
Cuando regresé de limpiarme en el baño, Pedro traía una botella de Wisky rojo que le encantaba, salimos corriendo, subimos al auto y encaminamos el viaje alejados del lugar, comecé a besar jugosomante la entrepierna de Pedro, encontró una vereda y se estacionó. Sin más reflujo estaba encima de él como fiera, la tibieza de mi interior salió rapidamente cubriendolo, mordía mis pechos desnudos a punto de llegar al climax, unas luces nos alumbraron y una botella hizo estellarse en el auto.
Al percatarnos, llenos de rabia observamos que era el tipo del lugar, con su estupida pluma en la cabeza, me alejé de Pedro quien ya corría tras de él, sólo el demonio sabe como tenía un revolver, ahora que recuerdo todo me imagino a mí y a Pedro con rostros de perro en rabia, al perseguirlos, hubo un momento que los minutos pasaban entre enormes árboles, al avanzar sólo veíamos la misma línea blanca del piso, sin darnos cuenta todo había muerto, no había luz ni ruido y ningun movimiento, cuando entré en sí, la carretera era la misma.
Un pánico aterrador me entró al encontrarme todavía con la ropa movida, mostrando mi blanco cuerpo para no seguir escuchando maldiciones, puse Inflames en el stereo a todo volumen, cerré los ojos, el cantar de Pave Vicent (el vocalista) más me atormentaba, los abrí, por fin en el camino se veía algo, cuando derrepente el sombrero con una pluma en el parabrisas pegó, Pedro dijo,
- ¡ya te alcancé imbecil, te voy a enseñar!, más adelante en la oscuridad, las luces alumbraran a un sueter gris, unos zapatos d emujer, comienza a verse un camino de fuego, es una llanta y la pelirroja yace en un chorro de sangre a un extremo de la carretera, baja la velocidad y pronto encontramos el auto con todos muertos; bajamos al ver con horror, encontramos un papel que decía: "el mirador son impulsos de espectador".
Sin nada tomé a Pedro y llorando le dije que nos alejaramos, tomó el auto a toda velocidad, salimos y la carretera seguía igual solo oscuridad y pavimento con líneas blancas, pasados unos instantes apagué la radio, sin hablar y ni siquiera mirarnos.
Una vez más el sombrero con plumas se estrelló en el auto, metros adelante sin detenernos aceleró con más fuerza y miedo al paso del camino, una vez más el sombrero se estrelló y todo lo demás.
Corrimos llorando de miedo y regresamos al mismo lugar, esta vez Pedro dio vuelta y corrimos en contra, pero fue inutil regresamos al lugar de los muertos , tratamos de bajar del auto pero los pies y manos se congelan, la gasolina no se acaba, tampoco amanece, las luces, líneas blancas, de eso ya no sé cuánto, ni el llanto se nos seca.

Akerrale (Erik)

Tuesday, October 24, 2006

Los olvidados


Cuántos olvidados, cuánto cemento, cuánto hierro y cuántas flores marchitas hay en esta tierra…

Cuánto abandono, cuánta soledad…

de no ser por aquel pájaro que canta y mueve las ramas de aquel gran árbol este lugar sería el más triste de los que he pisado.

No me gusta, no me agrada y sin embargo busco adaptarme a el, busco no parecer un intruso, aunque siento que hay reproches, aunque siento que no me quieren aquí, y que mi fétido olor a sangre fresca les molesta, les repulsa casi tanto como aquellos llantos falsos que la gente les rindió cuando sus cuerpos descompuestos fueron enterrados en este maldito lugar.

No he venido por mi voluntad, pero aún así no busco ser un intruso, no les vengo a traer flores ni a quitar la basura de sus tumbas, ni tampoco busco acariciar con ridícula ternura el cemento que les sirve de cobija.

No traje dulces, ni nada para darles, ustedes no quieren mi piedad y yo no tengo de donde sacarla.

No vine a buscarlos y ustedes no me han llamado…

… he venido, mi abuela que murió ayer en la noche la acaban de sepultar, se le ofreció una misa que duró 15 minutos, el padre se justificó diciendo que tenía que ir a una primera comunión, no lo culpo pues allí ganará más dinero, lo que si es que la misa aún no se terminaba cuando el ya se quitaba su bendito y pulcro vestido blanco que visten los curas, en esos momentos la gente rezaba;

Cristo ruega por ella
Santa Maria Santísima ruega por ella…

Cuando el bendito y jodido padre ya iba atravesando a paso veloz, la puerta principal del panteón…

Mi abuela aunque era muy católica y no se perdía ni una misa dominical, con todo y que le costaba trabajo caminar y respirar, segurito que le ha de haber mentado su madre a ese pinche cura, después de todo dedicó toda su vida a Dios y creo que merecía una última misa en cuerpo presente digna de una feligrés consagrada.

De sólo pensarlo me da risa, segurito que desde su tumba, allí pálida, tiesa y con la boca semiabierta despidiendo un olor desagrádale, el cual también salía por la nariz y las orejas, segurito que le estaba mentando su madre y si no lo hizo ella por miedo a que la manden al infierno, estará orgullosa de mí, porque yo si lo hice, yo si le mente su madre a ese cabrón, además de que mañana a primera hora le quemaré su pinché iglesia que de no ser por los santos que le sirven de adorno, sería un lugar de mala muerte de esos que acostumbro visitar cuando estoy aburrido, al fin que la arquitectura churrigueresca nunca ha sido de mi agrado.
Todavía tengo tierra en las manos, ayudé a sepultarla, ¡no me podía privar de esa satisfacción! después de todo creo que eso es lo que quería ¡Morir! Y ya no sufrir más la enfermedad que la convirtió en una muerta viva.

Luego de introducir el ataúd en la fosa, y de poner una muralla de concreto para asegurarse de que no saliera, le han aventado un gran cúmulo de tierra y como si fuese un pastel hasta arriba le han adornado con flores de colores.

Mi abuela era buena persona y sí la llegué a querer, después de todo ella me solapó diversos placeres…

Pero a pesar de todo no me duele su muerte y no ha cruzado ninguna lágrima por mi rostro ni tampoco tengo los ojos brillosos como aquellos que quieren llorar y se reprimen.

Así es abuela si eres tú la que sigue mis pasos, si eres tú la que siento detrás de mí y que no puedo ver he de decirte que te quise mucho, pero que no me duele ni me lastima tu muerte, porque se que estarás mejor aquí con los muertos que allá con los vivos, lo único que me duele es dejarte en este lugar tan melancólico, tan lóbrego, tan sombrío y en donde el mismo señor Sol tiene miedo de entrar, pero no te pongas triste y no derrames ni una sola lágrima, porque has de saber que al lado de tu nueva y eterna morada hay un gran árbol que le sirve de vivienda a un pájaro que canta muy bonito, con suerte y se sabe el cielito lindo que tanto te gustaba, con suerte y se hacen amigos y cantaran juntos…

Y aunque sé, que Tú, arcana presencia que me sigues como si fueras mi sombra, que escuchas mi voz y respondes con mutismo, que caminas sigilosa pero que no pasas desapercibida, puedes no ser mi abuela…

… te digo que tampoco me duele y lastima que tu alma solitaria esté vagando sin rumbo como el viento y tampoco me importa si en tu última misa el padre no te tuvo respeto y se largó pronto para ir a una primera comunión.

Lo único que te puedo decir es que me gustaría estar en tu lugar y ser yo el cazador y no la presa…

… pero como no lo soy, te pido que si envidias y codicias mi alma y es tu deseo arrebatármela, ¡lo hagas de una vez, lo hagas ahora y no más tarde! de lo contrario aléjate de mí porque ya habrás escuchado que no tengo nada más que darte.

Francisco...

Thursday, October 05, 2006

Describir el sabor a muerte



He preparado la habitación; totalmente ordenada, limpia húmeda y oscura.
Tengo una solución letal que yo misma he preparado para el ritual, a base de sustancias psicotrópicas y miel para aligerar el amargo sabor.
Sentada sobre el terciopelo negro de la cama, el cual es ya viejo, roído por el tiempo, respiro profundamente, pues un cúmulo de sensaciones, recuerdos e imágenes llegan simultáneamente, una sensación de angustia me invade lenta y dolorosamente.
He servido 20mililítros del violáceo veneno en un pequeño contenedor de cristal, levantándolo lentamente lo acerco a mis labios, cual amante eufórica paladeo su sabor a través del cristal.
Desde el principio la lengua entorpece, seducida bajo ese peculiar estado de aletargamiento que produce lo inerte. El líquido resbala por mi garganta, llegando hasta el esófago. La nausea me invade. Simultáneamente la visión se torna nebulosa, pierdo la fuerza mientras experimento una contracción en el estomago.
La sensación experimentada es tan fuerte, que es como si el fuego hubiera carcomido todo a su paso y ardiera lentamente en el vientre de mi magro cuerpo.

La debilidad es cada vez mayor, sin embargo la angustia que me invadía me incita a moverme. El pulso y la respiración casi estertóreos, imperceptibles me dan cuenta de la ligereza del momento que cada vez esta más cerca.

Han transcurrido 26 minutos desde que bebí el brebaje, ahora no puedo ni siquiera coordinar algún movimiento, la nausea y el dolor son monstruosos, mi cuerpo se colapsa rítmicamente, un coagulo de sangre emerge de mi boca; quisiera fumar un cigarrillo. Sin embargo no puedo moverme ni un centímetro. La sangre resbala por mi cuello hasta mojar el terciopelo negro. Ya no me importa el tiempo, un remanente de recuerdos y vivencias se me presenta a modo de sueño, mi cuerpo ya es tan ligero, tan etéreo que se desplaza, flota en la habitación. Escucho algunas voces lejanas, me parece reconocer algunas, las que me nombran. Me encuentro en regiones desconocidas, hay demasiada luz que deslumbra, cegándome por momentos. Más allá de la luz veo un punto o región de oscuridad que me atrae, me dirijo lenta y gozosamente hacia allá...

Totenschädel
¿A qué sabe el veneno?

Monday, October 02, 2006

Sin recuerdos


No recuerdo cómo fue que llegué aquí ni tampoco quien soy o lo que hice antes de ésto. Sólo estoy seguro de dos cosas: lo que siento y lo que quiero. Estoy aquí, privado de espacio y de luz, sin poder moverme ni ver mi propia nariz, hay algo que me sofoca pero no logro definir que es y cualquier esfuerzo por liberarme de lo que sea que me oprime es vano, es esta una de las cosas de las que estoy seguro.
La otra es lo que quiero, deseo más que nada salir de este lugar espantoso, indescifrable y tan desconocido como mi origen mismo. Trato de pensar con lucidez pero nada tiene sentido hasta que de pronto veo acercarse una silueta luminosa y luego de unos instantes reconozco que se trata de una vela que es llevada por una gentil niña y conforme ella se acerca voy distinguiendo con mayor precisión que me encuentro en un húmedo y deteriorado corredor, entonces aprovecho la presencia de la niña y su vela para tratar de ser visto y escuchado, pero todo intento vuelve a ser nulo, sólo me queda observar y esperar.
La niña saca de entre su vestido un espejo diminuto y se coloca frente a mí dándome la espalda y sólo hasta ese momento me doy cuenta con verdadero horror de la terrible situación en la que estoy, pues veo en el refrejo del espejo... que sólo soy el retrato de un hombre mayor colgando de una pared.


Diana...