Monday, March 26, 2007

Gente de la luna


- Dr. Renaud necesito que veas las acuarelas y el diario de una joven que recientemente ha perdido la razón. Necesito que, como colega me des tu opinión. Ha ingresado hoy por la tarde, desembarcó esta mañana en el puerto de Québec
- Estimado Dr. Jacquet, con gusto reviso lo que me pidas. ¿De dónde viene ella?
- Dinamarca. Pues bien, estas son las acuarelas y su diario…


Diario de Amelia

Mientras caminaba al rededor del lago observé de reojo a alguien que desde el otro extremo también lo bordeaba, levanté la vista y fui deslumbrada por el esplendor inhumano de una bellísima dama. Fue tal la impresión causada en mí, que fui directo a ella sin siquiera haber pensado en un pretexto para hablarle, ella pareció notarlo, pues se recogió el vestido y se sentó de frente, como esperándome y, aunque al principio me desconcertó su actitud, después lo vi como un punto a mi favor.

Al llegar le sonreí débilmente y ella se acomodó para que me sentara a su lado, fue entonces cuando le pregunté su nombre, pero ella se limitó a tomarme de las manos y viéndome a los ojos me dijo: “No puedo decirte… soy gente de la luna” en un susurro progresivamente apagado; la vi a los ojos esperando una sonrisa picaresca y sólo encontré un par de ojos muy azules y sinceros, enmarcados por las más tristes facciones. Se levantó y caminó de espaldas sin dejar de verme hasta desaparecer entre los árboles. De verdad cree lo que dice, debe estar mal de la cabeza.


A dos días del encuentro volví al lago y ahí estaba, esperándome sonriente; sentada de frente al sendero por el que salí, me miraba fijamente y me llamaba sin dejar de sonreír. Sentí mi corazón latir con más fuerza y casi corrí a sentarme a su lado, tomé su cara entre mis manos y la acerqué para besarle la mejilla y ese saludo tan efusivo de mi parte fue por el gran aprecio que ya le tenía a esa bellísima e indefensa criatura cuya mente creí divagar en extrañas fantasías, pues mientras yo le hablaba de mi familia y mi pasión por la pintura, ella me hablaba de claras aguas que servían de espejos a bellas criaturas que mente humana jamás imaginó, todo iluminado por suaves rayos plateados.
¡Oh Dios, si lo hubiera sabido antes! Escuchaba somnolienta sus melódicas descripciones cuando de los arbustos traseros salió un alarmado cazador, escopeta en mano y gritando plegarias para que me alejara de mi compañera, quien totalmente iracunda me dio la espalda y le sopló al cazador haciendo que al instante cayera desmayado; sólo hasta entonces entendí por qué ella nunca me daba la espalda… aunque hermosísima por delante, estaba hueca de atrás. Volteó a verme llorosa y se sumergió en el lago del cual jamás volvió a salir.


Segunda parte del diario de Amelia

Desde que dejé de verla, toda su gente, aunque no con la misma belleza, ha estado visitándome. Mujeres y hombres de espaldas y cabezas vacías se me acercan con la intención de hablarme y corro, corro de miedo.

Ellos no sólo se propagan, contagian a los humanos. Mi madre y mis hermanos, platicaban conmigo en mi recamara, parecían perfectamente normales hasta que me levanté por agua y les vi los cráneos vacíos. Caí al suelo horrorizada sin dejar de gritar hasta el desmayo, y al despertar me encontré encerrada bajo llave en mi propio dormitorio, desde el que escribo lo que pueden ser mis últimas palabras antes de enloquecer por completo o ser víctima de las atrocidades que la gente de la luna tengan reservadas para mí.


- pues bien… ya viste tanto las pinturas como el diario, ahora dime que piensas…
- las pinturas son maravillosas y… raras. Son personas bellísimas que ven de frente y a sus espaldas espejos que reflejan algo sin duda impresionante. ¿… y dice que Amelia puede no mentir del todo?
- De hecho ella no miente en absoluto, pues para ella todo es cierto. Sin embargo creo que no todo está en su imaginación, pues a pesar de que las personas que en la segunda parte de su diario son descritas como “gente de la luna” son personas reales y normales… la dama de la primera parte no ha sido reconocida
- ¿y qué hay del cazador?
- Efectivamente fue encontrado inconciente junto al lago con Amelia en shock sentada a su lado. Tuvo fiebre dos días y al tercero murió sin recuperar nunca la conciencia
- Esa gente son invenciones de Amelia o…
- ¡Oh no mi estimado discípulo! Si hasta ahora no hemos escuchado de ellos no es por otra cosa sino porque pertenecen a una leyenda parte del folclor de su patria, que aquí ya no llega.


Diana

3 comments:

Anonymous said...

Impresionante, no sé que quisiste lograr pero creo que lo conguiste. Me parece lo más épico y bello que se ha subido de ti; cargado de melancolía, es delgada la linea que divide la realidad de la locura, me recuerda como el romanticismo alemán dio paso al surgimiento del gótico.

Marilui said...

Órale, Diana, te luciste, este relato es equiparable a aquellos cuentos de Poe o de Machen que nos remiten a mitos antiquísimos. La idea es extraordinaria, y el exotismo de ubicarla en tierras nórdicas le da un plus al misterio.

Aquí las sigo leyendo y extrañando el taller.

Un abrazo, Ma.Luisa

Anonymous said...

La verdad si intenté que mi cuento fuera parecido a los de Poe y pues a mi me encanta todo lo que tenga que ver con la luna. Tambien se te extraña en el taller Marilui, aunque ahora ya no sé por que también he dejado de asistir.


IGUAL TE MANDO UN ABRAZO