Los habitantes del centro ignoraban que una cosa viscosa derramaba un líquido mortal y crecía en unos túneles secretos que unos monjes construyeron en el siglo XVIII como refujio, mismos que se llenaron de tierra en el temblor del 85. Eran varios, se apareaban entre ellos, respiraban un gas que los fortalecía mientras que su cuerpo amorfo se ensanchaba.
La materia en descomposición se estancó en esos túneles, conformada por sangre y cuerpos muertos, víctimas del sismo, se mezcló con una sustancia que excretaban los desechos de los vendedores ambulantes.
Poco a poco fue formándose una bacteria, un ser vivo microscópico que transmutó en un indescifrable ser de tentáculos que se alimentaba de la mierda y de la basura que se transminaba de las alcantarillas, al mismo tiempo inerte se reproducía a una velocidad tal que los túneles estaban infestados y a punto de reventar. No se sabe cuando pero será pronto que estos seres de tentáculos despierten y salgan a la superficie.
Sharenii
1 comment:
Impresionante tu relato, más que cuento gótico, parece uno de ciencia ficción de esos que muy pronto se pueden hacer realidad. Oye, ¿no has pensado en publicar un libro de relatos donde reúnas éste, el de "el metro se partió en dos" y otros tantos con este tema como de terror urbano? Si no lo has hecho ya, sería una magnífica idea.
Te mando muchos saludos, me doy cuenta de que el taller está marchando bien. ¡Felicidades!
Ma.Luisa
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